No hay sensación, creo yo , comparable a cuando uno por primer vez y en compañía (como es debido) llega sobre el escenario al final de la obra.
A uno lo inunda como un mar de fotos encontradas algunas, perdidas las otras, un mar de palabras que serán redefinidas en esos cuerpos a partir de hoy
No hay sensación más bella, más provocadora, más sugerente, más desafiante que ese instante para un proceso. Es el comienzo, el verdadero comienzo para empezar a ver lo que la pieza nos propone a partir de ellos ahí y ahora, a partir de ella misma en esos cuerpos en esos ojos que me miran felices por haber llegado hasta acá
Mi cuerpo chiquito se queda debajo y los mira mirarme sonriendo , siento un instante de algo parecido a algo bello.. siento que son ellos por fuera de mis manos
Hacemos un corte, baja la emoción en un café que nos trae un mozo divino que sube por la escalera para que no llegue más frío. Con ese mimo y la sonoridad del respirar de nuestro señor mozo atento, arrancamos la primer pasada.
Silencio y "Milonga tuya" abre abre y abre..
Los veo, los miro, giran sobre mis ojos, y se enfrentan por fin, desatados, disfrutando del decir, del hacer, de ese texto que ya es de ellos casi casi casi en su totalidad..
No hay nada más bello que entregar a esos cuerpos ese imaginario puesto en un papel en soledad , pienso...
mientras guardo mi cuaderno, la cámara, me pongo el saco, la mochila y empiezo a soñar, en sus espaldas que se alejan, el ensayo de mañana...
Como tantas veces , siento que la palabra no alcanza y tal vez por eso , en medio de esa frustración inevitable les comparto un par de imágenes como para que paladeen este hoy, que estuvo bueno, que pasó pero está en ellos... lejos de mi.. dentro mío.
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